Estas son mis impresiones de lo que he podido ver en la primera semana del festival.
La batalla de Solferino
Si hay algo que sabe construir la realizadora francesa Justin Triet es tensión. Aquella que se ve en una familia fragmentada, por medio de una cámara de desplazamientos inquietos y nerviosos, de personajes de brotes histéricos, de sonidos irritantes y que saturan. La película hace un paralelo entre los desencuentros de una ex pareja y los de una manifestación política en tiempos electorales, que se refleja en esa fotografía de colores azul, rojo y blanco, en clara referencia a la bandera de Francia.
No es un paralelo que resulte lo suficientemente coherente y poderoso en la película. Más bien, otra de las virtudes de "La batalla de Solferino" aparece al final, cuando ingresan otros personajes que apaciguan la tormenta y abren paso a diálogos relajados y de una comicidad muy inteligente y sutil.
Sobre algunos temas: el "yo" y el "otro"
En muchos de los documentales (o supuestos documentales en algunos casos) está muy presente la representación del "yo", pero también del "otro", lo que es ya una tendencia en este tipo de películas desde hace una buena cantidad de años. Lo mejor de "¿Y ahora? Recuérdame" es cómo muestra a un Joaquim Pinto que sufre una lenta agonía por el virus del VIH, y por el uso de una serie de drogas experimentales, pero que encuentra vida en el propio cine, recordándolo o haciéndolo, como en esas imágenes hermosas, de cadencia sonora, en las que se le ve con su pareja alejado de la ciudad, disfrutando de la naturaleza con unos perros. Alan Berliner también se representa a sí mismo en "Un primo muy lejano", pero para centrarse en ver cómo un familiar suyo se ve cada vez más deteriorado por el Alzheimer. Es un documental muy emotivo, sobre todo por exponer los laberintos de la memoria, en alguien que por un lado encuentra la posibilidad de no rememorar hechos incómodos en su vida, pero que a la vez se aferra al acto de recordar, tratando de cantar o jugar con instrumentos musicales de juguete. Por ello, las imágenes del documental van acompañadas del sonido del tecleo de una vieja máquina de escribir, como aquella que usaba el primo para retener sus recuerdos en una hoja y convertirlos en literatura.
"Carta a un padre" de Edgardo Cozarinsky expone la investigación del director sobre el pasado su padre, solo que al final, el realizador se encuentra consigo mismo, en un juego de cajas chinas en el que la sombra del padre refleja su propia sombra. El documental es un viaje hacia el pasado que conduce a un presente esbozado en imágenes poderosas, como aquella en que se ve el cielo oscureciéndose. Es una visión de la naturaleza que pasa de una cromaticidad viva a una cada vez más sombría, como si la búsqueda de las raíces del progenitor fuera el medio para adentrarse en lo más profundo de uno mismo.
"Carta a un padre" de Edgardo Cozarinsky expone la investigación del director sobre el pasado su padre, solo que al final, el realizador se encuentra consigo mismo, en un juego de cajas chinas en el que la sombra del padre refleja su propia sombra. El documental es un viaje hacia el pasado que conduce a un presente esbozado en imágenes poderosas, como aquella en que se ve el cielo oscureciéndose. Es una visión de la naturaleza que pasa de una cromaticidad viva a una cada vez más sombría, como si la búsqueda de las raíces del progenitor fuera el medio para adentrarse en lo más profundo de uno mismo.
En cambio, "Hoax_Canular" de Dominic Gagnon muestra un lúdico interés en representar ese narcicismo que se impone en Youtube, Facebook, Twitter y otros fenómenos de la Internet. Aparecen primeros planos de muchos adolescentes que reflexionan sobre la posibilidad del fin del mundo, con discursos delirantes y a través de la fusión de una mirada de la realidad con la que tienen de videojuegos sobre zombis o historietas de superhéroes. Así aparecen insertos, con efectos especiales muy básicos y postizos, y por lo mismo hilarantes, que reflejan sus fantasías apocalípticas. Es un "documental" muy atractivo aunque se torna repetitivo casi a la hora de metraje.
Costa da morte
El largometraje de Lois Patiño, que registra imágenes de la región costera de Galicia (España), sigue los patrones contemplativos de otros documentales contemporáneos. Lo mejor en "Costa da Morte" es cómo se representan zonas marítimas y terrestres como si fueran espacios imponentes y míticos, que sobreviven a pesar de una intervención humana que puede ser destructora. Es cierto que en la actualidad podemos encontrar numerosas películas de estructuras similares (que a estas alturas ya resultan un cliché en varios festivales), pero hay que reconocerle a "Costa da morte" sus imágenes cautivantes, de aire encantado.
Este largometraje iraní de Sharham Mokri impresiona por ser un gran plano secuencia de más de dos horas de duración, y que aglutina a varios personajes, que se conectan además a través de numerosos diálogos. "El pez y el gato" muestra el talento del director para seguir a los personajes sigilosamente, por detrás (al estilo de los Dardenne), y estabilizarse después para escuchar sus diálogos, que se ven asediados por recursos sonoros propios del thriller, sin que la película llegue a serlo del todo. En términos (trans) genéricos, la cinta está marcada por la indefinición. No obstante, en varios pasajes de la película los diálogos no resultan del todo interesantes y el final tiene un caracter arty y poco ingenioso.
Competencia peruana 2 y 3
La competencia peruana "2" resulta mucho más atractiva que la "3", a pesar que muchos de los cortos no son logrados del todo. Lo mejor está en el juego videoclipero y desfachatado de referencias a Maya Deren y Fritz Lang en "Copycat" de Mauricio Sanhuesa; en los jump cuts que muestran el pulso de un submundo nocturno en "Louis Trent" de Victor Manuel Checa; en los atmosféricos tiempos muertos de "La intención de cortar cerrar limpiar" de Carlos Rentería; en los diálogos quijotescos pero a la vez urbanos de "Polimorfismo" de Renzo Alva; en la poesía animada y colorida de "Sopa de letras" de Nereida Apaza; o en esas imágenes de espacios quietos, naturales y vacíos, que hablan de un apocalipsis interno, en "Fin del mundo" de Antolín Prieto.
En la competencia "3", tenemos "El espíritu de una montaña" de Ivo Ferreyra, que no pasa de ser un simple y cortísimo juego de imágenes que hacen referencia a los danzantes de tijeras. Por su parte, "Regreso al templo del sol" de Marco Pando no es más que una mirada "impresionada" ante lo folclórico y local, con pretenciosos insertos animados y giros próximos a un artificioso realismo mágico. Un corto para el olvido.
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