miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mis favoritas del 2014


En la cartelera comercial, un director como Wes Anderson logró darle mayor sentido a su singular estilo de realización en "Gran Hotel Budapest", su mejor película a la fecha.  Directores del ahora clásico "Nuevo Hollywood" como Woody Allen o Martin Scorsese siguen mostrando su ya consagrado talento, y lo mismo podría afirmarse de realizadores de aparición posterior, como el británico Stephen Frears o los hermanos Coen.
Autores latinoamericanos como Alejandro Jodorowsky o Carlos Reygadas, cada uno a su estilo, han realizado películas muy personales sobre la trascendencia. Cronenberg, Linklater y Fincher, por su parte, hacen radiografías familiares de los Estados Unidos de Norteamérica que oscilan entre lo cálido y lo siniestro. Hirokazu Kore-eda hace lo mismo en Japón, con un tono crítico de su sociedad pero a la vez juguetón.   
Realizadores como James Gunn y Gareth Edwards demuestran que el cine destinado a lograr grandes cifras en taquilla puede estar dotado de una construcción visual y narrativa ingeniosa. 

Cartelera comercial (sin ningún orden en particular)
Gran Hotel Budapest (Wes Anderson)
Jasmine (Woody Allen)
Perdida (David Fincher)
Godzilla (Gareth Edwards)
La danza de la realidad (Alejandro Jodorowsky)
Post tenebras Lux (Carlos Reygadas)
Boyhood (Richard Linklater)
El lobo de Wall Street (Martin Scorsese)
Like father like son (Hirokazu Kore-eda)
Philomena (Stephen Frears)
Polvo de estrellas (David Cronenberg)
Balada de un hombre común (hermanos Coen)
Guardianes de la galaxia (James Gunn)


Circuito alternativo (sin ningún orden de preferencia)
Los festivales que se realizan en nuestra capital (de Lima, Transcinema, Lima Independiente o Fiacid) o páginas de Internet como Festivalscope.com me permitieron ver en la gran mayoría de casos aquellas películas que aún no llegan o que nunca llegarán a la cartelera comercial. Además de incluir en mi lista prometedoras operas primas y largometrajes de directores con una marca autoral muy poderosa, también están aquellas obras (como las de Jonathan Glazer o Rithy Panh) que exhiben esas fronteras cada vez más difuminadas entre el documental y la ficción.
The wind rises (Hayao Miyazaki)
Under the skin (Jonathan Glazer)
Es duro ser Dios (Alexei Guerman)
Only lovers left alive (Jim Jarmusch)
Sunhi (Hong Sang-soo)
El escarabajo de oro (Alejo Moquillansky)
Maidan (Sergei Loznitsa)
Jauja (Lisandro Alonso)
Winter sleep (Nuri Bilge Ceylan)
The missing picture (Rithy Panh)
Atlántida (Inés María Barrionuevo)
Les beaux jours (Marion Bernoux)
La batalla de Solferino (Justin Triet)
Augustine (Alice Winocour)
Fantasmas de la ruta (José Celestino Campusano)
Norte, el fin de la historia (Lav Diaz)
Un primo muy lejano (Alain Berliner)
Calle López (Gerardo Barroso)
El crítico (Hernán Guerschuny)
Journey to the west (Tsai Ming-liang)

martes, 30 de diciembre de 2014

2014: Perú en pantalla grande


El cine nacional convocó este año, nuevamente, a millones de espectadores en salas comerciales. Ese éxito en números, ¿también se tradujo en un éxito en cuanto a la calidad cinematográfica? Esta es la versión extendida de un artículo que publiqué el último domingo en "El dominical" del diario "El comercio".

El cine peruano está logrando lo que hasta hace un tiempo parecía imposible. En este año que finaliza, ha tenido 4 millones y 90 mil espectadores en salas comerciales, cifra que supera a la del año anterior. Por otro lado, en el 2014 se estrenaron 17 películas, una cantidad que supera el total de cintas nacionales exhibidas  en el 2013. Más allá de los números, ¿qué es lo bueno, lo malo y lo feo que podemos encontrar en ellas?

Las películas más taquilleras han sido aquellas que han jugado con las fórmulas de género, aquellas que pertenecen a la comedia y el terror. Sin embargo, los resultados expresivos son desiguales. Largometrajes como “A los 40” de Bruno Ascenzo o “Japy Ending” (realizada por varios directores) tuvieron a su favor la inclusión de figuras populares de la televisión nacional, aunque sus recursos cinematográficos (exceptuando algunas secuencias logradas) se pierden entre personajes de trazo tosco, un humor simplón y banal, y algunas inconsistencias de guion. Mejor resulta “Viejos amigos” de Fernando Villarán, con sus ancianos que guardan las cenizas de su fallecido amigo a la manera de “Dude” de “El gran Lebowski” de los Coen, e inician una aventura de espíritu adolescente por calles chalacas. La comicidad de esta película si bien tiene un tratamiento convencional, posee diálogos mucho mejor armados y cuenta con las logradas actuaciones de intérpretes curtidos como Blume, Victoria y Gassols.   

TERROR A LA PERUANA
En el caso del terror, “Secreto Matusita” de Fabián Vasteri juega con el popular recurso del metraje encontrado (found footage), mientras que “El demonio de los andes” de Palito Ortega Matute sigue la tradición del cine regional de usar figuras mitológicas, como la del Jarjacha. En esa línea, apareció una película como “La cara del diablo” de Frank Pérez Garland, que cruza la dinámica del slasher movie norteamericano (subgénero del terror animado por un asesino en serie) con los silbidos del Tunche, criatura mitológica de origen selvático. Los resultados en cuanto al trabajo de este género no han sido del todo satisfactorios, aunque la excepción es “El vientre” de Daniel Rodríguez, con su horror crudo pero a la vez dotado de un aire gótico, creado a través de un juego de miradas, de un voyerismo que cruza espacios tan anticuados como ominosos, y que le debe mucho  tanto a Hitchcock como a Polanski.


CINE DE AUTOR
Por la cartelera comercial también han pasado aquellas películas peruanas que suelen llevar el rótulo “de autor” o “de festival”, entre las cuales destacan dos: “El mudo” de los hermanos Daniel y Diego Vega, y “El elefante desaparecido” de Javier Fuentes-León. La primera muestra un protagonista orientado a una contención actoral que se engarza en escenas de humor negro, al estilo de las películas de los uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll (a su vez, inspirados en las actuaciones desdramatizadas de las películas de Jim Jarmusch y Aki Kaurismäki), en el marco de una radiografía desoladora de la realidad peruana; la segunda, es un ingenioso juego metaficcional por momentos frío y cerebral, por momentos emotivo y pasional, que hace encontrar al autor de una novela con sus personajes, recordando los experimentos creativos de Luigi Pirandello, pero también los motivos criminales de las novelas negras y el film noir, así como las confusiones de realidad y fantasía que forman parte del cine de David Lynch. En esa vía, otra cinta de interés es “Perro guardián” de Bacha Caravedo y Chinón Higashionna, con Carlos Alcántara en un registro lacónico y a la vez violento, con impulso vengador, como el Travis Bickle de “Taxi driver” o los personajes protagonizados y dirigidos por Clint Eastwood en muchos de sus westerns.

Otros largometrajes plasman directa o indirectamente sucesos importantes de nuestra historia, como la paranoia terrorista de los años ochenta (“Viaje a Tombuctú”) o la tragedia aérea del club Alianza Lima en 1987 (“F-27”). Entre ellas, llama la atención una película como “Gloria del Pacífico”, que, a pesar sus falencias (sus problemas de continuidad en la edición, su tono por momentos dulzón y aleccionador, o sus efectos especiales limitados), logra hacer un retrato íntimo y conmovedor de héroes nacionales, como Francisco Bolognesi o Alfonso Ugarte. El director de este largometraje, Juan Carlos Oganes, parece compenetrarse con la valentía de sus personajes, al haber hecho una opera prima ambiciosa en las condiciones más difíciles y quijotescas.  

El cine nacional de los últimos años no se reduce a lo visto en cartelera. Tanto en las regiones como en la capital se realizan películas que no tiene exhibición en salas comerciales, entre las que podemos destacar “5” de Eduardo Quispe Alarcón. No obstante, todas aquellas cintas merecen una nota aparte y muy especial.

martes, 2 de diciembre de 2014

Revista "Ventana Indiscreta" N° 12 a la venta


La pueden encontrar a solo 15 soles en la librería Libún, ubicada en el Pabellón V de la Universidad de Lima. Pronto en más librerías.

El cine integra manifestaciones artísticas como la fotografía, el teatro, la música; se relaciona con diversas artes: la literatura, la danza, la pintura o la arquitectura, e interactúa con medios como la televisión o la internet. Y precisamente acerca de este entramado comunicacional y tecnológico trata la decimosegunda edición de la revista Ventana Indiscreta.

Se inicia con el artículo de Isaac León, donde describe la relación del cine con las artes del tiempo y las artes del espacio y el surgimiento de un nuevo lenguaje: el audiovisual. A continuación Julio Wissar diserta sobre la narrativa transmedia, algo así como una multiplataforma donde coinciden cine, televisión y YouTube. ¿Qué es la fanfiction? Lo sabrá cuando lea el artículo de Alexiel Vidam incluido también en este número. La arquitectura está presente en el cine no solo como elemento escénico visual sino también como leitmotiv de numerosas películas, como lo hace notar el artículo de Víctor Mejía Ticona. Por su parte, Giovanna Pollarolo responde a las inquietudes de José Carlos Cabrejo respecto de los amores y desamores entre el cine y la literatura. Le siguen los comentarios de varios autores sobre las adaptaciones cinematográficas de diversos relatos, historietas y mangas. El tema de las artes plásticas y el cine lo aborda Javier Protzel, quien se refiere sobre todo al caso peruano. El cine y su vinculación con las series de televisión, con la danza, con sus artistas, con los escritores, entre otros textos, completan esta nueva entrega de la que se ha convertido en la publicación especializada preferida por los cinéfilos.